Llegados ya al final de nuestra conversación en la ciudad eterna, Roma, el profesor José Granados analiza en esta tercera y última parte de nuestra conversación, los cauces de la gracia de Dios, no solamente a través de los sacramentos, sino también de la gracia actual, o la gracia de estado, de la continua providencia de Dios. Tras salir al paso de abusos de la absolución sacramental, analiza la muerte del eros, del amor a manos del placer a cualquier coste, y alaba la llamada de Francisco en Amoris Laetitia a una buena educación afectiva de los jóvenes en materia de sexualidad humana, y a la necesidad de una buena preparación para el matrimonio. El Profesor Granados expone con meridiana claridad una colección de conceptos de alta complejidad, dejando un dulce sabor de boca y al intelecto. Granados visitará Alcalá de Henares y Valencia seguidamente, para dar unas ponencias en torno a la Humanae Vitae en el primer caso, y para un acto In Memoriam del fundador del Instituto Juan Pablo II cardenal Carlo Caffarra, * impulsado por el Papa polaco. Jordi Picazo** La absolución es como… las cuatro ruedas del coche, el alta médica, la amistad… P -Quisiera tocar el hecho defendido por algunos de la absolución selectiva: algunos pecados sí (aborto, por ejemplo, mientras no se desea cambiar de vida en una segunda relación extra marital) y otros no… Algo muy distinto a la Ley de la Gradualidad. La necesidad del propósito. Como sugiere el cardenal Schönborn (* ver aquí desde min 15’13’’ en vídeo) en Irlanda en preparación de las jornadas mundiales de la Familia. ¿Una nueva herramienta pastoral? R - “No es posible dar la absolución de un pecado y no de otros. La razón es que la absolución, cuando tiene efecto, reintegra al modo de vida de la Iglesia y reconcilia con Dios. Y esto no puede suceder mientras haya un pecado grave que se contrapone radicalmente al modo de vida de Cristo. Puede usarse un ejemplo banal: un coche al que le faltan ruedas y motor solo podrá incorporarse a la circulación cuando reciba ambas. Si le pongo solo las ruedas y le sigue faltando el motor, no está más en circulación que cuando le faltaban las dos cosas, sino que sigue parado. Es verdad que desde otro punto de vista está más cerca, pues ha comenzado a disponerse. Pero la absolución, en este caso, es como el permiso de circular al ritmo de la Iglesia, y este permiso no puede todavía darse. “También puede usarse el símil de un enfermo: la absolución es como dar el alta médica a la persona, darle el alta porque se supone que es capaz de vivir según el modo de vida de Cristo, que es el que se vive en la Iglesia. Si un enfermo tiene dos enfermedades graves, aunque se le haya curado una de ellas no puede recibir el alta; ha mejorado, el pecador está arrepentido de una conducta, pero darle de alta requiere que esté sano completamente, que pueda reintegrarse a la sociedad. No hay salud por partes, porque la salud es una unidad. “La absolución es de algún modo similar a como funciona la amistad: hay elementos graves que eliminan la amistad. Eliminar uno de esos varios elementos que han impedido que prosiga esa amistad, no devuelve esa amistad. En la amistad con Dios pasa lo mismo. O se dice “te absuelvo”, o se dice “no puedo todavía absolverte”, ya que la absolución no se niega, sino que se pospone, en esperanza. “Otra cosa es que la persona pueda arrepentirse de una falta concreta y pueda también hablarla con un sacerdote, poner ante él el pecado cometido y, de este modo, mostrarse dispuesta a someterse al poder de las llaves en ese aspecto de su vida. No olvidemos, tampoco, que, como dice el axioma medieval, Dios no ha atado su gracia a los sacramentos, y continuamente envía sus gracias actuales y no deja de acompañar a quien quiere seguir dando pasos hacia Él. P -Y ¡cuántos santos han dicho que la comunión espiritual es a veces más provechosa para cierto individuo en ciertas ocasiones que la comunión sacramental! San Juan Pablo II decía que “es conveniente cultivar en el ánimo, el deseo constante del sacramento eucarístico. De aquí ha nacido la práctica de la comunión spiritual”. San Juan María Vianney, el Cura de Ars, decía que “una Comunión Espiritual actúa en el alma como un soplo de viento en una brasa que está a punto de extinguirse. Cada vez que sientas que tu amor por Dios se está enfriando, rápidamente haz una Comunión spiritual”; según la Beata Juana de la Cruz “la Comunión espiritual se puede hacer sin que nadie lo note, sin necesidad de ayuno o de permiso del director, y a la hora que nos plazca: con hacer un acto de amor, está hecha”; San Josemaría enseñaba “¡Qué fuente de gracias es la Comunión espiritual! —Practícala frecuentemente y tendrás más presencia de Dios y más unión con El en las obras”; S. Antonio admitía que “tendré una capilla fabricada en medio de mi corazón y en ella, día y noche, adoraré a Dios con un culto spiritual”. Sta. Catalina tuvo una visión en la que vio a Jesús con dos cálices y Él le dijo: “En este cáliz de oro pongo tus comuniones sacramentales y, en éste de plata, tus comuniones espirituales. Los dos cálices me son agradables”; o a Santa Faustina Kowalska, Jesús Misericordioso le comunicó que “si practicas el santo ejercicio de la Comunión Espiritual varias veces al día, en un mes verás tu corazón completamente cambiado”; y Santa Teresa de Jesús escribió que “cuando no comulgaredes y oyederes misa podéis comulgar espiritualmente…que es mucho lo que se imprime el amor ansí deste Señor”. O San Maximiliano Kolbe, que además de recibir la Eucaristía y hacer visitas frecuentes al Santísimo Sacramento, hasta diez, veces al día. No le fue suficiente y siguiendo a San Francisco de Sales decidió hacer Comuniones Espirituales cada 15 minutos; o San Maximiliano que decía que “la Comunión Espiritual puede traer las mismas gracias que la sacramental”. R–“Ciertamente, es importante recordar que los sacramentos no son encuentros privados con Dios. A veces es necesario abstenerse de la comunión, porque uno no está bien preparado, y pedir al Señor que nos prepara para poder recibirle. De este modo se confiesa la fe de la Iglesia, en cuanto esta fe se practica en los sacramentos. El juicio temerario y la etiqueta: “rigoristas” contra “laxistas” P -A usted se le critica en un artículo de opinión en l'Osservatore Romano, donde el tema subyacente es la carta de los obispos de la región de Buenos Aires a su antiguo cardenal arzobispo Jorge Bergoglio, ahora nuestro amado Papa Francisco. A Usted y a otros profesores del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II se les llama rigoristas. R - “Ya he comentado que no creo que ayude usar la oposición entre los conceptos “rigorista – laxista”. Normalmente la usa quien quiere situarse en el centro para mostrarse equilibrado, y encuentra siempre alguien más rigorista y más laxista que él. El contraste rigorismo – laxismo nace en una moral de normas, donde se busca un equilibrio entre normas objetivas y conciencia subjetiva. Es un esquema obsoleto, que la moral personalista y relacional que cultivó san Juan Pablo II ha superado, afortunadamente. La clave de la moral no son las normas, sino la verdad de la persona, y su capacidad para responder a la gran llamada al amor que Dios le hace, desarrollando las virtudes y dentro de una comunión de personas. “Con respecto a la carta a los obispos argentinos, recientemente el texto ha sido incluido en las Acta Apostolicae Sedis y el Papa ha declarado que tiene valor magisterial. La tarea del teólogo es interpretar bien este texto. El hecho de que el Papa lo haya declarado texto magisterial trae varias consecuencias. En primer lugar, en cuanto es magisterio, la carta no pertenece ya a los obispos de Buenos Aires, sino que el Papa ha asumido su autoría. Esto implica que las dudas sobre su interpretación no han de dirigirse a estos obispos, sino que solo puede responderlas el Papa. En segundo lugar, al declarar esta carta magisterio, el Papa le ha dado un nuevo contexto interpretativo, que es el entero magisterio de la Iglesia. Ha hecho de la carta un capítulo del gran libro de la tradición de la Iglesia, y esto implica que hemos de leerla de forma distinta que si la carta estuviera sola. “El punto más delicado de la carta de los obispos es el número 6, donde se dice que Amoris Laetitia abre una vía para la reconciliación y Eucaristía en algunos casos complejos de divorciados en nueva unión. El texto no es excesivamente claro. Se comienza diciendo que se trata de casos en que no se ha podido obtener la nulidad, y esto afecta a todo el número 6. ¿Qué se quiere decir con ello? Podría referirse a matrimonios nulos, pero cuya nulidad, tal vez porque en una región no hay tribunales eclesiásticos, no ha podido probarse. El texto de la carta se podría referir entonces a casos raros como este u otros, en los que se supone que no hay matrimonio válido. Es una interpretación posible de la carta, que tiene la ventaja de poder armonizarse con el resto de los textos de la tradición y del Magisterio. A esta lectura, pues, es preciso atenerse, mientras no haya una respuesta aclaratoria del Papa, único que puede ahora interpretar esta carta, en cuanto la ha declarado magisterial. La batalla contra la Humanae Vitae P - ¿Como va nadie que se plantee interpretaciones sui generis sobre la moral sexual en la Iglesia a querer seguir las enseñanzas magisteriales de la Humanae Vitae? Se ha creado una comisión de estudio de la encíclica de Pablo VI en su 50 aniversario, 2018... y se levantan voces contra ella, desde incluso congregaciones vaticanas. R - “La encíclica Humanae Vitae es la respuesta de la Iglesia a la revolución sexual (ver enlaces 1 y 2 a pie de página). No es una enseñanza aislada de Pablo VI, sino que Juan pablo II ha dedicado todas sus catequesis de la teología del cuerpo a fundamentarla y a comentarla. (ver punto 3 a pie de página) Detrás no hay solo una norma o un aspecto concreto de la vida matrimonial, sino que toda la concepción cristiana de la sexualidad. Humanae Vitae habla del cuerpo, de su lenguaje, de su capacidad para la relación interpersonal, para el don de sí y la transmisión de la vida. Esta es la clave, que la sexualidad se entienda como un don de sí, frente a otra visión que entiende la sexualidad como una necesidad que el hombre tiene y que al final se mide según el placer que produzca”. La muerte del amor a manos del hedonismo “Los frutos de la revolución sexual los vemos ahora con más claridad que los veía Pablo VI. Puede decirse que los avisos que él daba en Humanae Vitae se han cumplido con creces. Entre los efectos hay uno paradójico, que se ha llamado la agonía del eros. La revolución sexual que se ha impuesto de una forma radical en la manera que propugna de vivir la sexualidad, a la vez está demostrando cómo destroza la vida de las personas, hasta el punto de que estas pierden el interés por su propia sexualidad. “La Humanae Vitae en cambio ofrece un modo completo de vivir la sexualidad, como don de sí mismo en la apertura a la vida. Benedicto XVI explicaba, a los cuarenta años de Humanae Vitae, que en el don total de sí mismo se incluye también el don de la paternidad o maternidad, que los cónyuges se intercambian. Para Humanae Vitae es esencial también que el cuerpo, y la sexualidad, llevan un lenguaje que viene del Creador, y que solo puede vivirse bien si se vive a partir de esta relación con Dios, con el Creador que ha formado el cuerpo del hombre y de la mujer. Juan Pablo II, además de reafirmar la enseñanza de Humanae Vitae, ha profundizado en la visión del hombre y del amor que Humanae Vitae implica, desde un punto de vista personalista. “Hoy vemos esfuerzos para negar la enseñanza de Humanae Vitae. Esto se hace, además, mientras se afirma el gran valor de la Encíclica. Se dice que hay que leer el espíritu de Humanae Vitae, y que la letra no importa tanto. Lo que se intenta es, de nuevo, presentar una visión de la moral a partir de la conciencia, pero una conciencia desencarnada y, por eso, aislada, solitaria, por lo que el lenguaje del cuerpo queda exterior a la persona, ajeno a ella. Cuando se parte, por el contrario, de la conciencia encarnada, se entiende que el lenguaje del cuerpo y de la sexualidad es parte de nuestra identidad y de nuestra acción, y que solo respetándolo como recibido de Dios es posible encontrar el camino de la sexualidad, un camino de amor y de plenitud en el don de sí mismo. De este modo la acción moral cristiana se entiende como respuesta a un amor según un don que hemos recibido y que queremos hacer crecer”. P -De ahí la importancia que reconocemos en la educación católica, educación en los hábitos que luego se convierte en virtudes, educación en la afectividad en la adolescencia y la preparación para el matrimonio que pide Francisco… “Sí. En Amoris Laetitia se toca el tema. Francisco insiste en la necesidad de una educación afectivo sexual. Esto es esencial en la preparación al matrimonio, en especial en la adolescencia, que es donde surge con más fuerza el enigma de la sexualidad. Gracias a la virtud de la castidad se puede ordenar el lenguaje del cuerpo para que sea expresión del amor. Hay muy buenos programas de educación sobre estas temáticas; programas que tienen que entrar en lo que es la misión general de la escuela, la escuela católica. “Aquí es central una alianza entre la escuela y la familia, porque la familia es el primer lugar donde se aprende la vocación al amor. La escuela está llamada a ayudar a la familia a hacer que la vocación al amor desarrolle toda su riqueza y también se introduzca en la sociedad. Dentro de la vocación al amor está la educación afectivo-sexual, que es ya una preparación remota para el matrimonio. Entonces se podrá entender que el impulso sexual, y todo el mundo afectivo, encuentran el centro en el don sincero de sí a la persona amada, en la alianza esponsal. Como ejemplo de estos programas está el proyecto Teen Star, (ver enlace 4 a pie de página) fundado en EE. UU. pero que está también disponible en español y puede usarse en las escuelas. “En el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II, tras el motu proprio (ver enlaces 5 y 6 a pie de página) del Papa Francisco seguiremos transmitiendo estas enseñanzas. El Papa Francisco se refiere en su motu proprio a la herencia de Juan Pablo II. El Papa Francisco ha confirmado que la familia sigue siendo la vía de la Iglesia y que en la visión de Juan Pablo II hay una gran riqueza para indicar esta vía. El Instituto Juan Pablo II seguirá al servicio de la Iglesia, profundizando en el gran designio de Dios sobre el matrimonio y la familia, enseñando la verdad del amor, para que podamos ayudar a las familias, en estos tiempos difíciles, a vivir según la grandeza del don que Dios les ha confiado en el sacramento del matrimonio. El primer paso: asombro por la familia y gratitud a Dios por ella “Y el primer paso, en lo que toca a la familia, es siempre el asombro por su belleza y la gratitud por haberla recibido. Esto es lo que hace Jesús cuando responde a los problemas de los fariseos hablando del principio, del proyecto originario de Dios sobre la familia. Y en este proyecto originario está el gran don de Dios a todo esposo y esposa. Es una vocación inmensa, y este es el verdadero reto con que se encuentra hoy la Iglesia. Nuestro reto no lo miden los problemas de nuestra sociedad, aunque sean enormes, sino la fecundidad que Dios ha dado a cada familia, para que refleje el amor que Dios mismo es y que ha manifestado al mundo en su Hijo Jesús". Para enseñar a construir un barco y navegar, el primer paso es despertar en el corazón el deseo por surcar el mar infinito (Antoine de Saint-Exupéry) “Hoy muchos rechazan esta presentación del plan originario de Dios sobre la familia, acusándola de no tener en cuenta la realidad en que hoy viven los hombres, que es de gran variedad de problemas familiares. Antes esto podemos evocar lo que decía Saint-Exupéry: para enseñar a construir un barco y navegar, no empieces con las técnicas de carpintería, no comiences enseñando a usar martillo y clavo. Sino que el primer paso es despertar en el corazón el deseo por surcar el mar infinito. Es decir, hay una promesa de plenitud en el matrimonio, una vocación originaria, que hace que merezca la pena emprender el gran viaje y nos inspira el deseo de navegar. Como recuerda el Papa Francisco, el hombre y la mujer, amándose, se convierten en imagen de Dios y son, para sus hijos, reflejo de esta imagen divina y esperanza para el camino de la vida”.(ver enlace (7) a pie de página)" El gran desafío de la familia: regenerar al sujeto cristiano “Así pues, el gran desafío de la familia es regenerar al sujeto cristiano para que pueda vivir según el plan de Dios. La solución a los problemas de la familia no vendrá desde una mirada distinta hacia las normas, como si bastara relajarlas para que el mundo abrazara el Evangelio. Mientras pensemos que el problema es de normas y que, siendo tolerantes con una norma, ya se ha arreglado todo, nos condenamos a la esterilidad. La clave es otra: regenerar a la persona, devolverle la confianza de que es posible vivir según el Evangelio. Quien se contentase con ser flexible en la aplicación de las normas, sería como un médico que cambia la definición de salud, y basado en eso, diera a todos el alta. ¡Pero se trata de curar al enfermo, no de cambiar la definición de salud! Se me ocurre que eso seria como la diferencia entre cuidados paliativos y el remedio final… “- mira, te voy a dar un calmante que te va a ayudar a vivir con ello…” - “No, no, mire ahí viene uno que me va a curar”. Se me ocurre relacionarlo con una interpretación defectuosa de lo que es misericordia; y también en ocasiones de la relación entre caridad y verdad, o de misericordia y perdón: así, me imagino que el objetivo no es ver la misericordia del párroco aplicada sobre las personas, sino la misericordia de Dios. “Cierto. Recordemos que el Evangelio es una afirmación de la capacidad del hombre para hacer el bien. Dios devuelve al hombre, a través de Cristo, la confianza en que le es posible vivir en la alianza. Y esta es la mayor misericordia. No es misericordia la que tolera una situación o un comportamiento, diciendo: “mira, no puedes, no das más de ti, así que no se te puede pedir más”. Es verdad que las circunstancias atenuantes disminuyen la responsabilidad y la libertad. Amoris Laetitia se refiere a ellas para invitarnos a no condenar a otras personas. Pero por eso mismo estas atenuantes nos muestran la dificultad en que se halla la persona, que ni siquiera puede ser considerada responsable de sus actos. No hay aquí una apreciación mayor de la subjetividad, sino la constatación de que ya no queda sujeto capaz de responder por sus acciones. Por eso hablaba antes de la necesidad de regenerar el sujeto cristiano. Esta es la misericordia de que nos habla el Evangelio. Hay dos ángulos desde los que siempre he contemplado la misericordia, que se corresponden no con dos versiones, sino dos dimensiones, diría yo, que van de la mano: de “miser”, pobre, y “cor”, corazón, lo que sería amar a los que sufren desdicha y la inclinación a socorrerlos; y el significado que probablemente está detrás de las palabras de Jesús cuando dice “id y aprended lo que significa misericordia quiero y no sacrificio”, que explica muy bien Benedicto XVI (ver enlace (8) a pie de página), que sería esa relación de amor propia de padres a hijos y viceversa. Corríjame si erro: no vaciar de amor los sacrificios rituales, sino amar con obras... “La misericordia de Dios es Dios que te dice: “tú puedes vivir como un hijo, porque yo te he generado y te ofrezco, en Jesucristo, la regeneración”. Y cuando Juan Pablo II habla de misericordia en su encíclica de 1980 Dives in Misericordia (Rico en Misericordia)[3], relaciona Misericordia con Filiación. Así muestra que la misericordia del padre no humilla al hijo, porque el padre, en el momento en que le perdona, reafirma su dignidad del hijo. El padre dice, “te perdono, no porque tu pecado no tenga importancia o porque lo cubro y olvido, sino porque hay en ti algo más radical, que es la filiación, el hecho de que yo te he generado, y desde ahí se puede superar el pecado. La misericordia cristiana es mucho más que tolerancia del mal. Es transformación de la persona, que la devuelve a su dignidad de hijo de Dios. Por eso puede hablarse, como hace san Buenaventura, de una misericordia generativa”. “Entonces, ¿que es misericordia? Santo Tomás de Aquino observa que Dios, para perdonarnos, pide la conversión, mientras que el mismo Dios pide al hombre que ame al enemigo aunque este no le haya pedido perdón. Y santo Tomás se pregunta: ¿Es Dios entonces menos misericordioso que lo que nos pide a nosotros? Y dice, “no, porque nosotros no podemos convertir al enemigo, pero Dios es capaz de cambiar el corazón del pecador. Dios puede regenerar por dentro, y eso es más misericordia que si simplemente olvidara nuestra culpa. El perdón de Dios es eficaz para que el enemigo se convierta en amigo. Esa es la plenitud de la misericordia”. *El 31 de enero de 2018 se celebra un acto In Memoriam al Cardenal Carlo Caffarra en la Universidad Católica de Valencia (ver aquí). El Cardenal Caffarra fue el primer presidente del Instituto Juan Pablo II para los estudios de matrimonio y Familia. **Jordi Picazo es filólogo y periodista REFERENCIAS (1)"Humanae vitae - Collationes.org." http://www.collationes.org/component/k2/item/download/628_002bd0248685349343dd8dcee78517dc (2)"LA NOTA TEOLÓGICA DE LA ENCÍCLICA HUMANAE VITAE SOBRE ...." http://www.temas.cl/vivir-la-fe/la-nota-teologica-de-la-enciclica-humanae-vitae-sobre-la-contracepcion-por-fernando-ocariz/ (3)"Humanae Vitae y La teología del cuerpo - JUAN PABLO II, maestro ...." 26 Jul. 2008, http://juanpablo2do.blogspot.com/2008/07/humanae-vitae-y-la-teologa-del-cuerpo.html. "Humanae vitae - collationes.org." (4)"Teen STAR | Programa de sexualidad y afectividad." http://www.teenstar.es/historia-teenstar/ (5)"Carta apostólica en forma de Motu Proprio Summa familiae cura, con ...." 8 Sep. 2017, http://w2.vatican.va/content/francesco/es/motu_proprio/documents/papa-francesco-motu-proprio_20170908_summa-familiae-cura.html (6)"El Papa suprime el Instituto Juan Pablo II para refundarlo ...." 19 Sep. 2017, https://www.religionenlibertad.com/papa-suprime-instituto-juan-pablo-para-refundarlo-manteniendo-59468.htm (7)"Audiencia general del 2 de abril de 2014 | Francisco." 2 Apr. 2014, https://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2014/documents/papa-francesco_20140402_udienza-generale.html. (8) "Ángelus, 8 de junio de 2008 | Benedicto XVI." http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/angelus/2008/documents/hf_ben-xvi_ang_20080608.html. (9)"Dives in Misericordia (30 de noviembre de 1980) | Juan Pablo II." 30 Nov. 1980, http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_30111980_dives-in-misericordia.html.
La Santa Sede publicó en setiembre de 2017 el Motu Proprio Summa Familiae Cura del Papa Francisco, fechado a 8 de septiembre, según el cual suprime el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los Estudios del Matrimonio y la Familia para refundarlo como Pontifico Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia. Con ello, pretende afrontar mejor los desafíos pastorales actuales en torno a la familia aunque manteniendo el espíritu que dio origen al anterior organismo por deseo de Juan Pablo II, siendo el recientemente fallecido Cardenal Carlo Cafarra su impulsor*.
En la semana de inauguración del curso académico 2017 - 2018 ya a finales de 2017 me recibe el Vice Presidente de esta Institución ya extendida en todo el mundo, en su despacho en Roma. Mantenemos una larga conversación sobre la familia, el matrimonio, y los estudios de la Teología del Cuerpo siguiendo el pensamiento de Juan Pablo II. Voy a ir desgranando este rosario de perlas para el corazón y el intelecto, que constituye toda la teología de la familia cristiana como Imago Deo, “Imagen de Dios”. Jordi Picazo Las familias, “el único lugar donde se encuentra el amor gratuito”. Que no contrario a “de pago” sino como don, que nos recuerda el “gratis lo recibiste, dalo tú también gratis”. De esto converso con él en su casa en Madrid el día 29 de setiembre festividad de los Santos Arcángeles, siendo San Rafael el que acompañó a Tobías en el camino de la vida. Y junto a eso de convertir a los jóvenes en apóstoles, y apóstoles de apóstoles, fomentar en ellos el celo apostólico. Esa es la receta para la juventud del Cardenal Rouco, hacer que las y los jóvenes se emocionen, que acompañen movidos por su Fe con obras a los otros jóvenes que no han encontrado, o que han perdido el sentido de la vida en Jesucristo. Aquí t eofrezco en esta serie sobre la Humanae Vitae, la relexión de un Cardenal que participó en las sesiones con los obispos antes y durante su preparación.
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