Ante el 26 de junio de 2019, 44 aniversario del fallecimiento de San Josemaría Escrivá – Fundador de Universidades y Escuelas de Comunicación Es en esta Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que acabamos de celebrar el 2 de junio de 2019, quiero romper de nuevo una lanza por el honor de la noble profesión del periodismo en la que, como en toda gran profesión vocacional, como lo son entre otras la abogacía, la medicina, la política, caben personas que la ensucian y la corrompen, con gran daño de todos pues, corruptio optimi, pessima, como reza el adagio atribuido a Santo Tomás de Aquino: la corrupción de los buenos es la peor corrupción. Existe sin embargo la ética periodística, que ocupa un lugar muy importante en los colegios profesionales de periodistas, reflejada en el manual de deontología. El Mensaje del Papa para este día se publica tradicionalmente con ocasión de la festividad de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas (24 de enero) con el Papa Francisco este año celebrando la JMJ de Panamá 2019, mensaje en el que nos invita a seguir luchando para comunicar la comunidad, la dimensión relacional de la persona humana, relación que nos permite pasar de individuo a persona, de sustrato individual persona a persona humana que comunica, comparte y a un caminar juntos, como está insistiendo estos días en que ha finalizado su viaje apostólico a Rumanía. Y en este artículo traigo a colación las palabras de un maestro de periodistas y fundador de una universidad con una de las Escuelas de Periodismo más preciadas en España y fuera de España: San Josemaría Escrivá. Tres valores destacaron siempre Escrivá al hablar de la labor de los periodistas, que coinciden exactamente y sorprendentemente con los mencionados del Papa en Rumanía, y en el mensaje para la 53 Jornada: amor a la verdad, salir del individualismo para caminar juntos, y la fraternidad entre nuestros congéneres, como muestro más adelante. Jordi Picazo* Churchill periodista: el periodismo libre, defensa de las libertades En 1949 tuvo lugar este discurso de Winston S Churchill, año en que la primera Real Comisión para la Prensa en Reino Unido renegó enfáticamente de la idea de que una intervención estatal mejoraría la labor informativa de los periódicos, y el mandatario dijo: «Una prensa libre es el guardián en vela constante por todo otro de los derechos que el hombre libre valora; es el peor enemigo de la tiranía… Bajo una dictadura la prensa siempre acaba siendo relegada… Pero allá donde las instituciones libres son nativas del suelo que habitan y donde los hombres tienen el hábito de la libertad, la prensa seguirá siendo el Cuarto Estado, el guardián que vela por los derechos del ciudadano de a pie (“A free press is the unsleeping guardian of every other right that free men prize; it is the most dangerous foe of tyranny… Under dictatorship the press is bound to languish… But where free institutions are indigenous to the soil and men have the habit of liberty, the press will continue to be the Fourth Estate, the vigilant guardian of the rights of the ordinary citizen” [mi propia traducción])». Me provoca especial orgullo esta cita al haber sido los cursos 1992-94 profesor titular del colegio donde estudió Churchill, Harrow School, y también por ser yo mismo miembro colegiado número 44399 del primer colegio de periodistas del mundo, del que este estadista también era miembro con el número 342, a la vez que fue premio Nobel de literatura en 1953 por sus Memorias de la Guerra sin haber ido a la universidad. Todo un caso. Escrivá de Balaguer: profesor de periodistas y Fundador de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Navarra Dejando este introito de lado como relevante anécdota, leyendo a personas que han reflexionado acerca de la comunicación y la labor de sus agentes, así como sobre profesores insignes de periodismo, me interesa traer a colación en este artículo-homenaje a la profesión el mensaje de un profesor de ética periodística y fundador de la universidad de Navarra y directamente de una de sus primeras facultades, la de periodismo. Y ese es nada más y nada menos que san Josemaría Escrivá. Escrivá fue profesor en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid hasta que ésta se politizó en extremo y se antepuso la ideología del franquismo a la ética, momento en que dejó de dar clases san Josemaría, que hasta ese punto había impartido una asignatura en el curso oficial 1940-1941 para la formación de periodistas. El 26 de junio de 2019 se cumplen 44 años del traspaso de San Josemaría a la Casa del Padre. En 1969, diría el santo aragonés en una entrevista recogida en el número 86 del libro que agrupa varias de las entrevistas que le hicieron, “Conversaciones” [el marcado en negrita es mío propio], que «Es una gran cosa el periodismo, también el periodismo universitario. Podéis contribuir mucho a promover entre vuestros compañeros el amor a los ideales nobles, el afán de superación del egoísmo personal, la sensibilidad ante los quehaceres colectivos, la fraternidad. Y ahora, una vez más, no puedo dejar de invitaros a amar la verdad». Ya había yo reflexionado anteriormente en un artículo en el que incluí el Audio sobre las palabras del segundo sucesor de Escrivá al frente del Opus Dei, el madrileño Javier Echevarría, anterior obispo prelado de la Prelatura del Opus Dei y la Santa Cruz, dirigidas a periodistas de todo el mundo en un seminario para periodistas internacional en abril de 2016 en Roma en el que pude participar, y en el que monseñor Echevarría nos comentó a los periodistas cómo «“Se alegraron mucho los discípulos, viendo al Señor” (Juan 22,20). Vosotras y vosotros, que sois discípulos del Señor, y que tenemos, no nos olvidemos, ese mandato expreso del Señor, ‘Id’, y con vuestra vida, con vuestra conversación, con vuestra información, comunicad el Evangelio (confrontar Marcos, 16,15); nos tenemos que dar cuenta, de que el Evangelio es comunicación de la felicidad de Dios». A raíz de su labor como profesor de periodismo en la posguerra y por encargo de su obispo en Madrid, san Josemaría Escrivá aceptó con la ilusión de la obediencia esa tarea de dar formación ética a los futuros periodistas; vale aquí leer el documento que habla de sus clases (que ningún alumno quería perderse) y de sus anotaciones. Tiene palabras duras el santo aragonés contra el sensacionalismo cuando decía, «No os oculto que me repugna el sensacionalismo de algunos periodistas, que dicen la verdad a medias». Añadía que «Informar no es quedarse a mitad de camino entre la verdad y la mentira. Eso ni se puede llamar información, ni es moral, ni se pueden llamar periodistas a los que mezclan, con pocas verdades a medias, no pocos errores y aun calumnias premeditadas: no se pueden llamar periodistas, porque no son más que el engranaje –más o menos lubricado– de cualquier organización propagadora de falsedades, que saben que serán repetidas hasta la saciedad sin mala fe, por la ignorancia y la estupidez de no pocos. Os he de confesar que, por lo que a mí toca, esos falsos periodistas salen ganando: porque no hay día en el que no rece cariñosamente por ellos, pidiendo al Señor que les aclare la conciencia. Os ruego, pues, que difundáis el amor al buen periodismo, que es el que no se contenta con los rumores infundados, con lo que se dice, inventados por imaginaciones calenturientas». Da las claves a su entender de lo que es el periodismo: «Informar con hechos, con resultados, sin juzgar las intenciones, manteniendo la legítima diversidad de opiniones en un plano ecuánime, sin descender al ataque personal (ibíd.)». Como Churchill, coincide en esta entrevista recogida en el libro “Conversaciones” en que «Es difícil que haya verdadera convivencia donde falta verdadera información; y la información verdadera es aquella que no tiene miedo a la verdad y que no se deja llevar por motivos de medro, de falso prestigio, o de ventajas económicas». En el transcurso de esa misma semana del seminario para periodistas al que me he referido anteriormente, de abril de 2016, tuve ocasión de entrevistar al Vicario Auxiliar, ahora prelado del Opus Dei y tercer sucesor de Escrivá, Monseñor Fernando Ocáriz (ver aquí entrevista completa en Revista Ecclesia), y preguntarle por la importancia de la comunicación en la Iglesia y los retos que se plantean en este ámbito, a lo que me respondía que «el reto fundamental es la coherencia. La comunicación no puede ser algo artificial. Hay que comunicar desde el propio ser y luego con las palabras. Por eso, podría decirse que la caridad es el mejor lenguaje de la comunicación de la Fe. Así lo expresó el Papa Francisco en el mensaje para la 50 jornada de las comunicaciones sociales: “si nuestro corazón y nuestros gestos están animados por la caridad, por el amor divino, nuestra comunicación será portadora de la fuerza de Dios”» (25.I.2016). El infierno hace santos, la censura hace idiotas Y sobre la censura y el amor a la verdad, ejercida en el periodismo por los que ostentan el poder, existe copia de una nota que tomó Escrivá de otro autor en una ficha que utilizó en una clase en esa Escuela Oficial de Periodismo en Madrid aunque no se conserva lo que fuere el seguimiento o aportación de los alumnos. La nota decía: "Aunque el orden sea destruido por el libre combate del error contra la verdad, es este combate mismo el que es el orden primitivo y universal. Nada en los designios de Dios ha sido hecho por la vía de la censura y todo lo ha sido por la de la represión. El infierno existe porque la censura es imposible a Dios mismo. Él ha preferido al menos al régimen de la censura el régimen del infierno. Porque si el infierno hace condenados hace también hombres y santos. Mientras que la censura solo ha poblado el mundo de idiotas inmortales. No es verdad en ningún sentido que el mal sea más fuerte que el bien y que la verdad combate sobre la tierra con armas cuya desigualdad tenga necesidad de ser suplida con el socorro del poder absoluto. La verdad perseguida ha triunfado siempre del error protegido y triunfante. Los días no matan los siglos. La libertad no mata a Dios. “Hoy se conviene en decir que si la libertad se ve reducida a combatir el error con sus solas armas, en pleno aire, libremente todo está perdido. ¡Insensatos! Todo esto me parece muy justo; pero también hace falta ir allí donde está el error para combatirlo y refutar". Y esta nota la llevaba Escrivá, nota de Lacordaire, que Escrivá referenció en su clase de ese día, citado este párrafo en la página 160 del libro del P Fesch “Les Souvenirs d’ un abbé journaliste”. Finalmente, me viene a la mente la frase preferida dentro de todo el cuerpo de los Evangelios por San Juan Pablo II, concretamente del Evangelio de San Juan: “La Verdad os hará libres”. Nunca, comentaba Juan Pablo II, dejaba de descubrir algo nuevo tras meditarla durante 30 años. No es invención mía, y para hacer honor a las palabras que, con sonrojo transcribo arriba en este artículo, cito de Joaquín Navarro-Valls lo que acabo de decir, en entrevista que me concedió por Skype a las 12 del mediodía del día que se cumplían 9 años del traspaso del santo papa polaco a la Casa del Padre, Laus Deo! *Jordi Picazo es profesor y escritor, colegiado como periodista en Reino Unido y España. Para comentarios, correcciones et al.: [email protected] Para saber más, La Jornada Mundial de la Comunicación Social se viene celebrando en la Iglesia el domingo anterior a la fiesta de Pentecostés -que en 2019 será el domingo 9 de junio de 2019- desde 1967 en numerosos países, por recomendación de los obispos del mundo (Inter Mirífica, Art. 18; Instrucción Pastoral Comunión y Progreso Nos. 100 y 167) y fue instituida por expresa voluntad del Concilio Vaticano II. CatholicNet ofrece la Historia de la Jornada Mundial de las CCC SS ya desde el Vaticano II y todos sus mensajes en una entrada en su portal. Estos Cursillos de Especialización de Periodistas fueron creados por Orden del Ministerio de la Gobernación de 24 de agosto de 1940 («B.O.E.» 257, de 13 de setiembre); por otra Orden de 17 de noviembre de 1941, de la Vicesecretaría de Educación, se creó la Escuela Oficial de Periodismo. La continuidad entre unos y otra es tal que Pedro Gómez Aparicio, secretario de los “Cursillos”, en un artículo homenaje publicado en “La Hoja del Lunes” de Madrid, el 14 de julio de 1975, habla de los treinta y cinco años de la Escuela Oficial de Periodismo, incluyendo el curso 1940-1941. En 1972 comenzarían las primeras Facultades universitarias de Ciencias de la Información en España. (Nota de Ana Arzumendi a un trabajo de investigación suyo en este terreno) |
ACTUALIDAD SOBRE LA DISPUTA DE TORRECIUDAD
ENTRADAS MÁS LEÍDAS ESTA SEMANA
CATEGORÍAS
Todo
|