Por su interés, hoy en la fiesta de San Benito, patrón de Europa, que vivió en tiempos de grave crisis moral y cultural en el Viejo continente, reproduzco aquí la Meditación correspondiente al día de hoy del libro HABLAR CON DIOS de Francisco Fernández Carvajal. Cito todas las fuentes. Te lo recomiendo mucho, es un texto para leer despacito y meditar sobre las raíces cristianas de Europa y nuestra vida consecuente con la vocación a la santidad que nos ha dado Cristo.
III. Existe un antiguo proverbio que dice: «más vale encender una cerilla que maldecir la oscuridad». Aparte de que no es propio de los hijos de Dios la queja sistemática sobre el mal, el clima pesimista y negativo, si los cristianos nos decidiéramos a llevar a cabo lo que está en nuestras manos, cambiaríamos el mundo de nuevo, como hicieron los primeros cristianos, pocos en número, pero con una fe viva y operativa. Es un gran error no hacer nada, por pensar quizá que se puede hacer poco. Una carta a un periódico alabando o agradeciendo un buen artículo, puede alentar al director de la publicación o al periodista a publicar otros en la misma línea; recomendar un buen libro puede ser el instrumento que utilice el Espíritu Santo para transformar un alma; expresar nuestra opinión con serenidad puede reafirmar a otro en su sentido cristiano... Todas nuestras acciones, con la gracia Dios, tienen repercusiones insospechadas.
Y hemos de contar con que hacer el bien es siempre más atractivo que el mal; y también con la ayuda de la Virgen y de los santos Ángeles Custodios para sacar adelante lo que nos proponemos, y con la fortaleza que otorga la ayuda de la Comunión de los Santos, que alcanza incluso a los que están más lejos. Son muchas las razones para ser optimistas, «con un optimismo sobrenatural que hunde sus raíces en la fe, que se alimenta de la esperanza y a quien pone alas el amor. Hemos de impregnar de espíritu cristiano todos los ambientes de la sociedad. No os quedéis solamente en el deseo: cada una, cada uno, allá donde trabaje, ha de dar contenido de Dios a su tarea, y ha de preocuparse –con su oración, con su mortificación, con su trabajo profesional bien acabado– de formarse y de formar a otras almas en la Verdad de Cristo, para que sea proclamado Señor de todos los quehaceres terrenos»11. Para esto aprovecharemos todas las situaciones, incluso los viajes por motivos de descanso o de trabajo, como hicieron los primeros cristianos, que «viajando o estableciéndose en regiones donde Cristo no había sido anunciado, testimoniaban con valentía su fe y fundaban allí las primeras comunidades»12. A San Benito, le encomendamos hoy esta tarea de todos de recristianizar la sociedad, y le pedimos que sepamos proclamar con nuestra vida y nuestra palabra «la perenne juventud de la Iglesia». Sobre todo le pedimos esa santidad personal que está en la base de todo apostolado. «Veo amanecer señala el Papa Juan Pablo II- una nueva época misionera, que llegará a ser un día radiante y rica en frutos, si todos los cristianos y, en particular, los misioneros y las jóvenes Iglesias responden con generosidad y santidad a las solicitaciones y desafíos de nuestro tiempo»13. Santa María, Reina de Europa y del mundo, ruega por todos aquellos que se hallan en camino hacia Cristo... ruega por nosotros. 1 Juan Pablo II, Homilía 1-I-1980. — 2 Pío XII, Enc. Fulgens radiatur, en el Centenario de la muerte de San Benito, 21-III-1947. — 3 Cfr. L. Suárez. Raíces cristianas de Europa, Palabra, 2ª ed., Madrid 1986, pp. 16 ss. — 4 Juan Pablo II, Discurso en Santiago de Compostela, 9-XI-1982. — 5 ídem, Homilía en Nursia, 23-III-1980. — 6 ídem, Homilía en el Phoenix Park de Dublín, 29-IX-1979. — 7 ídem, Enc. Redemptoris missio, 7-XII-1990, n. 86. — 8 J. Guiton, Silencio sobre lo esencial, EDICEP, Valencia 1988, p. 20. — 9 San Josemaría Escrivá, Surco, Rialp, 3.ª ed., Madrid 1986, n. 310. — 10 A. del Portillo, Carta 2-X-1985. — 11 ídem, Carta 25-XII-1985, n. 10. — 12 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, cit. 82. — 13 Ibídem, n. 92. * San Benito nació en Nursia (Italia) hacia el año 480. Después de haber recibido una esmerada formación en Roma comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió algunos discípulos; más tarde se trasladó a Casino. Allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió la Regla de la vida monástica, cuya difusión le valió el ser llamado «Padre de los monjes de Occidente». Influyó y sigue ejerciendo su influencia en muchas Constituciones de la vida religiosa. Murió en Montecasino el 21 de marzo del año 547, pero ya desde fines del siglo viii comenzó a celebrarse su fiesta en muchos lugares en el día de hoy. Pablo VI, en la Carta Apostólica Pacis nuntius (24-X-1964), proclamó a San Benito Patrón de Europa por el extraordinario influjo que ejerció personalmente y a través de sus monjes en establecer las raíces cristianas de este viejo continente. Juan Pablo II, con la Carta Apostólica Egregiae virtutis (31-XII-1980), proclamó a los Santos Cirilo y Metodio copatronos de Europa (cfr. Encíclica Slavorum Apostoli, 2-VI-1985). † Nota: Ediciones Palabra (poseedora de los derechos de autor) sólo nos ha autorizado a difundir la meditación diaria a usuarios concretos para su uso personal, y no desea su distribución por fotocopias u otras formas de distribución |
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